La relación educación-trabajo para los jóvenes mexicanos

Por: Altea Mancebo del Castillo
Community Manager

Hemos comentado varios aspectos relacionados con los jóvenes, hoy hablaremos sobre la relación educación-trabajo entre esta parte de la población mexicana.


Los datos no son alentadores, según el informe Panorama de la educación 2013 realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en México, de los jóvenes entre 15 y 29 años, el 24.7% no estudia ni trabaja. De ellos las dos terceras partes son mujeres que suelen terminar como amas de casa.

De los 34 apaíses analizados por la OCDE, México cuenta con el tercer porcentaje más alto de jóvenes desocupados, —o tal vez sería más acertado decir desatendidos— solo por debajo de Turquía e Israel.

El problema es grave, y para los especialistas refleja una falla en la estructura del sistema mexicano. Estos jóvenes son fuerza laboral e intelectual perdida, y nadie está invirtiendo en su formación, ni educativa ni laboral; están estancados en la nada, lo que representa además de una tragedia un peligro ya que estos miles de jóvenes son los más propensos a caer en las adicciones y delincuencia, y a  largo plazo son un grupo sin oportunidades, vulnerable, que necesitará la protección del Estado para sobrevivir.

En el país solo el 36% de la población alcanza la educación media superior, siendo una de las cifras más bajas dentro de los países analizados por la OCDE, donde el promedio que mantienen los países desarrollados es  del 75%.

También se encontró que la generación entre 25 y 34 años de edad posee un nivel más alto de preparación académica, comparado con generaciones anteriores. Sin embargo, además de no ser suficientes las oportunidades en la educación media y superior, en nuestro país el obtener mayor grado de estudios no garantiza un buen empleo.

La Academia Mexicana de Ciencias, informó que de cada 3 mil egresados de doctorado, solo mil obtienen empleo o logran seguir siendo investigadores. Esto que demuestra que el país ni siquiera aprovecha a los jóvenes que están mejor preparados, mismos que suelen salir de México en busca de oportunidades, la famosa dinámica de “fuga de cerebros”. Por cada persona egresada de un posgrado y que no encuentra trabajo México pierde 2 millones de pesos que invirtió en su educación.

http://www.jornada.unam.mx/2011/05/22/sociedad/036n1soc

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