Muchas personas no saben que en
México los transgénicos son una realidad desde los años ochenta del siglo
pasado, cuando se comenzó a experimentar con ellos. Hemos recibido importaciones de este tipo de productos para el consumo
humano, procedentes de Estados Unidos y Europa desde finales de los noventa, sin que el público tenga conocimiento de
qué está ingiriendo, situación que persiste.
En nuestro país como en muchos,
no existen leyes lo suficientemente específicas para controlar las
implicaciones ecológicas, agrícolas, sanitarias, sociales, etc. relacionadas
con los organismos genéticamente modificados. Tampoco se cuenta con personal
calificado que haga cumplir dichas leyes si hoy se implantaran.
Greenpeace tomó muestras de maíz en 1999 de importaciones
procedentes de Estados Unidos, los resultados indicaron que se trataba de maíz transgénico Bt, diseñado para
resistir el ataque de insectos y “se identificó la variedad Event 176 de Novartis, que contiene un gen de resistencia a la ampicilina.” Cabe
señalar que las autoridades habían declarado no haber concedido ningún permiso
para tales efectos.
En aquel momento las
importaciones de maíz eran de 5 millones de toneladas al año, donde el maíz
transgénico constituía aproximadamente el 25%. Han transcurrido 13 años desde
esto, y las importaciones se han
incrementado así como el porcentaje de transgénicos, debido a que varios países
se han negado a recibir estos productos y México es de los principales
consumidores.
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