Por: Altea Mancebo del Castillo
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La economía sostenible o
sustentable consiste en un sistema que garantice el abastecimiento de recursos
naturales a corto y largo plazo, la equidad social y al mismo tiempo genere
ganancias económicas.
Es decir, la economía sostenible
plantea cambiar el modelo de producción, distribución y consumo de lineal (como
ha sido siempre), a uno circular, donde sea posible restituir los recursos que
la naturaleza brindó para no agotarla.
La urgencia de implementar este
sistema a nivel global es debido a que nuestro planeta se encuentra en un
desequilibrio extremo, que tendrá consecuencias catastróficas para la humanidad
si seguimos con el mismo sistema económico que lo ha agotado.
Según los expertos, gracias a la
explotación inconsciente de recursos naturales, en las próximas décadas disminuirá
en 20% la producción mundial, esto representa una amenaza no ya para el
crecimiento económico sino para la sobrevivencia de la población más pobre, que
será la primera afectada.
Si consideramos que en México el
70% de la población se encuentra en situación de pobreza, resulta impostergable
reformular el sistema económico para hacerlo sostenible a largo plazo.
Existen personas que aún no creen
en la viabilidad de conjugar economía y ecología, pero es un modelo que ya
funciona en algunas partes de mundo donde se han tomado en serio este reto,
como el pueblo de Güssing, Austria, que es casi totalmente sostenible.
La solución quizá no sea fácil ni
tampoco inmediata, pero es posible y necesaria. Y ya ha comenzado, muchas
empresas mexicanas han adoptado políticas ecológicas para optimizar la
utilización de recursos naturales y reducir sus emisiones contaminantes.
El reto ahora es que todas las
empresas y toda la economía se vuelva sustentable, pues se requiere que todo el
aparato productivo, toda la industria, el propio sistema de consumo se
incorpore a este modelo para que funcione y veamos resultados a gran escala.
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