::La educación y los pueblos indígenas::




Por: Altea Mancebo del Castillo
Community Manager

    Hemos estado hablando de diferentes pueblos indígenas de México y sus luchas sociales, pero hay problemas que afectan a prácticamente todas las comunidades originarias del país. Uno de ellos es la falta de educación o la deficiencia de ella.

    José del Val Blanco es director del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC) de la UNAM, y afirma que la situación general de los pueblos indígenas en el país es deplorable en todos los aspectos, y la educación es uno de los temas que repercute con mayor trascendencia en estas comunidades marginadas.

    El director de PUMC y también antropólogo, advierte que a pesar de existir un modelo educativo especial para los indígenas, diferente al modelo general manejado en México, este no es implementado en la realidad, pues existen alrededor de 50 mil maestros bilingües que no saben educar, no tienen las bases docentes necesarias y por lo tanto el modelo educativo bilingüe queda en papeles.

     La realidad de la educación en México de por sí es vergonzosa, pero en las comunidades indígenas es verdaderamente lamentable; en esas zonas marginadas los niños y jóvenes carecen de lo más básico para aprovechar un proceso educativo: instalaciones, bancas, cuadernos, y sobre todo profesores bien capacitados.

     De esta manera se alimenta el círculo vicioso donde las condiciones de pobreza y despojo de las que son víctimas los indígenas los orillan a emigrar a las ciudades, sin ninguna herramienta (como lo podría ser la educación formal)  con la cual puedan salir adelante.

    Otra consecuencia de la falta de educación a estas comunidades es que se acentúa la posición de vulnerabilidad en que se sumen los indígenas al no conocer la lengua castellana, las leyes y dinámicas sociales del país al que se tienen que enfrentar.

    No se trata de una educación que suplante su cultura, por el contrario, lo que se requiere es una herramienta que los proteja contra los abusos del propio Estado, empresas y otros sectores (nacionales y extranjeros) que constantemente abusan de estos pueblos.


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