Por: Altea Mancebo del Castillo
Community Manager
En el marco del día internacional
de los pueblos indígenas, hemos hablado sobre el caso de algunas comunidades de
nuestro país y las injusticias de las que son víctimas. Hoy comentaremos sobre
el pueblo Rarámuri, también conocido como Tarahumara, asentado en el Estado de
Chihuahua.
Como la mayoría de las
comunidades indígenas, los Rarámuri han tenido que sobrevivir a siglos de
abusos, invasiones, discriminación y toda clase de violaciones a sus derechos
humanos. Sumado a ello, el año pasado se enfrentaron a estados del clima
devastadores con una sequía prolongada y periodos de extrema baja temperatura,
lo que culminó en una situación crítica de muertes por hambre y frío.
Evidentemente esta situación no
fue ocasionada únicamente por el clima, sino por la marginación en la que viven
estas comunidades, producto de la discriminación de parte de gobierno y
sociedad.
En marzo de este año, el pueblo
Rarámuri acudió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para denunciar
la invasión sistemática a sus tierras y solicitar apoyo internacional, pues en
las autoridades mexicanas no han encontrado justicia.
A pesar de que la Suprema Corte
de Justicia estableció desde hace más de un año la obligatoriedad de informar y
consultar a los indígenas antes de iniciar construcciones cerca o dentro de sus
tierras, el gobierno creó el Fideicomiso Barrancas del Cobre y asentó el
proyecto en tierras Tarahumaras, del que no fueron informados, mucho menos
tomados en cuenta para su desarrollo. Además de la invasión a sus tierras,
sufren la contaminación generada por el complejo turístico.
El problema de invasión
territorial es común en otras comunidades indígenas, debido a que existe una
marcada política de no reconocer a los pueblos originarios como propietarios
legales de sus tierras.
En este y los otros casos que
hemos presentado, el principal abuso hacia los indígenas proviene del mismo
Estado mexicano, que en el discurso oficial enaltece la importancia de estas
comunidades, pero en los hechos no les reconoce ni respeta sus derechos
elementales. Pareciera que el objetivo es acabar con estos pueblos.
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