Por: Altea Mancebo del Castillo
Community Manager
En las últimas dos semanas las
condiciones del aire en el Valle de México han sido terribles, la semana pasada
se declaró precontingencia ambiental debido a los altos niveles de
contaminación en el aire. El día de hoy se reporta 68 unidades de partículas
suspendidas en el aire, según el Sistema de Monitoreo Atmosférico, esto
equivale a un nivel regular en la calidad del aire.
Sabemos que la Ciudad de México
está en constante riesgo de caer en niveles altos de contaminación debido a su
número de habitantes. Sin embargo, México
ya se encuentra en el segundo lugar de
países latinoamericanos con más muertes causadas por contaminación atmosférica,
según el estudio realizado por Clean Air Institute, que apoyándose en cifras de
la Organización Mundial de la Salud
(OMS), México reporta 15 mil muertes por dicha causa, solo superado por Brazil
con 23 mil.
De acuerdo con el estudio
mencionado, La calidad del aire en América
Latina: Una visión panorámica, la
ciudad de Monterrey tiene el nivel más alto de contaminación en el aire a nivel
latinoamérica con 85.9 microgramos por metro cúbico, seguida por
Guadalajara con 70.1 . Cuando la media permitida esta entre 40 y 20, de acuerdo
a la OMS.
El ozono en el aire, un gas que aún sin estar en gran porcentaje
causa mucho daño en el sistema respiratorio, también registra niveles muy altos
de presencia en el aire de la ciudad de Guadalajara
con 69.3 microgramos por metro cubico, el nivel más alto en América Latina en
2011. Le siguieron muy de cerca otras ciudades mexicanas como León con 68.9, México D.F. con 59.4 y Monterrey con
55.4 microgramos por metro cúbico.
La situación es alarmante, los
programas del gobierno no alcanzan a realizar los cambios suficientes para
mejorar las condiciones ambientales, la razón es simple: todos contaminamos día
a día. El estilo de vida en las metrópolis genera un sinnúmero de contaminantes
y en equivalencia consume grandes cantidades de recursos. Sumado a ello, la cultura mexicana premia el no-respeto en
general, lo que contribuye a que el ciudadano promedio no acate las pocas leyes
y normas que intentan controlar la contaminación ambiental.
El aire que contaminamos es el
que respiramos, es una lógica elemental, pero parece que no hemos comprendido
que estamos acabando con nosotros mismos.
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