Por: Altea Mancebo del Castillo
Es común escuchar comentarios
como: “yo no tengo nada en contra de los homosexuales, pero no es correcto que adopten”.
Existe un miedo colectivo no solo en nuestro país sino en gran parte del mundo
occidental de que una pareja del mismo sexo críe niños, biológicamente hijos de
uno de ellos, o adoptado por ambos.
Este miedo tiene diversas
vertientes, que evidentemente se originan en la falta de información, y los
dogmas religiosos. Algunas de las falacias que se temen son:
- Los homosexuales abusan sexualmente de los niños.
- Los niños necesitan una figura masculina y otra femenina, de otro modo su identidad se verá afectada, tendrán problemas emocionales y psicológicos.
- Crecer con un modelo de pareja homosexual les creará confusión en su orientación sexual y seguramente se harán homosexuales también.
- La sociedad los rechazará y sufrirán innecesariamente.
De los puntos anteriores, quizá
este último es el único con sustento, pues efectivamente aún existe mucha
discriminación hacia las personas no heterosexuales. Pero si nos detenemos a
analizar la lógica de esta cuestión la encontraremos absurda: la sociedad no quiere que los
homosexuales adopten para proteger a los niños porque la sociedad los atacaría.
El mito de que los homosexuales
abusan de los niños es un burdo cúmulo de prejuicios que se originan en la ignorancia
de concebir la homosexualidad como enfermedad, hecho ampliamente desmentido por
la ciencia desde hace más de 3 décadas.
En cuanto a los otros puntos, un
sinnúmero de estudios que se han venido haciendo desde hace veinte años,
provenientes de varias universidades e instituciones científicas respetables, han
concluido que no existen diferencias significativas en el desarrollo de los
hijos de padres heterosexuales y homosexuales. (Al final de este artículo
incluimos una breve lista de estos estudios)
Se ha comprobado que el factor
que determina el buen desarrollo de los niños es la relación estrecha que
establecen con sus padres, y nada tiene que ver la orientación sexual de estos.
Los estudios arrojan en conjunto un resultado importante: los problemas que
afectan a estos niños y adolescentes provienen de la estigmatización del que
son objeto, no de la construcción de su familia.
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