Por: Altea Mancebo del Castillo
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Mañana 08 de junio se celebra el
día mundial de los océanos, establecido por la ONU en 2008 ante la urgencia de
proteger los mares de la actividad
depredadora del humano.
Ayer comentábamos sobre la
sobrepesca, uno de los factores que afectan a los océanos, hoy queremos
comentarles sobre otro gran problema: el turismo depredador.
Podrá parecer exagerado hablar
del turismo como una amenaza para el medio ambiente, pero es una actividad muy
fuerte e importante en nuestro país que generar el 8% del PIB. Por este motivo
el gobierno ha favorecido la creación de complejos turísticos sin poner
atención en los efectos ambientales que generaran a mediano y largo plazo.
Existe una proliferación de
hoteles en la zona costera del país, y
es precisamente la franja marina próxima a la costa la que posee más riqueza y
ha sido explotada desmedidamente. Se suma a ello la urbanización agresiva de
las últimas décadas; actualmente un tercio de la población mexicana habita en
los 11 mil kilómetros de costa que posee el país, toda esta población más los
millones de turistas que llegan cada día generan residuos en una cantidad
insoportable para el mar y el ambiente en general. Por su parte, se siguen
construyendo instalaciones portuarias, las cuales desdibujan la franja costera
y alteran irreversiblemente la dinámica de la vida en los litorales.
Todo ello ha provocado daños
terribles en los mares mexicanos, entre ellos la erosión costera que afecta con
mayor intensidad al Golfo de México y Mar Caribe, evidentemente por tener más
actividad turística.
El turismo depredador debe ser
frenado de inmediato, y la responsabilidad es tripartita: por un lado las
empresas deben adoptar una estructura sustentable, de la que ellas mismas se
beneficiarán al planear a largo plazo actividades que no agoten los recursos
que les generan ganancias; por otro lado, el Estado debe proteger con leyes que
se cumplan los recursos naturales del país, lo cual no significa frenar el
crecimiento económico que el turismo aporta; y por último, el público en
general tenemos la tarea más importante: vigilar que no acaben con los mares en
nombre del turismo, además de ser congruentes y adoptar medidas personales para
no contribuir con nuestras acciones a este mal que azota las costas de México.
Les compartimos la guía del
turismo responsable que elaboró Greenpeace:
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