Por Kristov D. Fuentes
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El nuevo ciclo
escolar ha iniciado. Es característico porque es el primero que asume el
Gobierno Federal por medio de la Secretaria de Educación Pública en su entera
responsabilidad desde el cambio de administración. Veintiséis millones de
alumnos, divididos entre preprimaria, primaria y secundaria formarán a partir
de hoy la sociedad estudiantil de nuestro país.
Pero
la situación que envuelve a la educación en México es un tanto desalentadora,
sobre todo a lo largo de cada ciclo escolar. De inicio no existe una cultura de
gusto y aprovechamiento del recurso educativo en México, tanto por muchas de las
familias mexicanas, como por otro tanto de los guías que fungen como maestros. Varios
padres o tutores, sobre todo en las clases más bajas pueden ver en la escuela
un problema, y no como una ventaja a largo plazo. El envío de los integrantes
en formación a la escuela es visto más como una obligación, y a la larga los
gastos relacionados a la alimentación, uniformes o útiles escolares, cuotas,
entre otros, impiden la integración total del alumno y fomentando el ausentismo.
Pero esta es una razón de muchas que dan cabida al fenómeno del abandono
escolar. Drogadicción; migración de familias enteras en búsqueda de mejores
oportunidades; empleo del tiempo escolar del niño en otras actividades;
alcoholismo; también forman parte de estas razones.
Lo
que respecta a las tasas de inasistencia, ésta ha disminuido en los últimos
años, sin embargo la cifra no es significativa, por lo que el ausentismo sigue
siendo un problema que debe resolverse. La tasa pasó del 9.6 en una población
total de 29.3 millones de niños entre 5 a 17 años, a 8.9 de una población de 28.9 millones. Es decir,
en el lapso de dos años, disminuyó la cantidad de niños, y con ello la tasa, pero
en su justa dimensión, el problema sigue persistiendo, por lo que el cambio es
realmente irrisorio.
La
reflexión viene en seguida, respecto a las actividades que realizan los niños y
adolescentes sin actividad escolar. El INEGI ha dado a conocer que el 46 % de
los niños que no están estudiando se encuentran trabajando, mientras el resto
es víctima de la apatía de los padres, de las distancias del hogar a la
escuela, o en algunos casos de discapacidad por lesiones.
El
problema es serio, sin embargo no existe un estudio estricto que analice y
merme los altos índices de deserción escolar. Sería de gran ayuda tomar las
medidas precautorias para que el número de ciudadanos que ingresaron a este
ciclo escolar no disminuya, y por el contrario tuviera una relevancia en
cantidad, por lo que la nueva administración educativa tiene mucho trabajo por
hacer al respecto.
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